lunes, 16 de marzo de 2015

Hay momentos en los que te invaden los "por qué", en los que piensas que tu perfecta estructura de felicidad se puede venir abajo en cualquier momento, momentos en los que arrasarías con todo para escapar muy lejos, porque de repente sientes que nada funciona. Pero de repente aparece alguien, aparece alguien que te sujeta, que te hace poner los pies en la tierra, mirar a tu alrededor y mirar lo bonita que puede ser la vida con la persona adecuada. Quizás el error está en pensar que una vida tiene que ser perfecta para obtener la felicidad. Nada va a ser perfecto nunca, nada a nuestro alrededor va a dejar de girar, ni nosotros de envejecer, ni el sol dejará de ponerse cada noche. Todo fluye, todo cambia, y al igual que un día todo te puede parecer maravilloso al día siguiente todo eso puede desaparecer. Lo importante no es la historia, son los momentos que la componen, las personas que la protagonizan, que cada día te hacen levantarte con ganas de sacar lo mejor de cada problema. Si tienes alguien en tu vida capaz de apoyarte por encima de todo, que su bienestar es el tuyo y capaz de poner el mundo del revés por ti, esa persona no la pierdas, y esa persona, es la que importa, no esos problemas de cada día que te hacen pensar que el resto no merece la pena.

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